January 19, 2018

Empezó la lucha entre el bien y el mal. Parte III


¡Los rudos los rudos los rudos los rudos los ruuuuuudos!

Decía que fui a la sala de psiquiatría del hospital Coney Island. ¡No tienen idea!. Recuerdo que la cita fue a las 7 de la noche, tan mal o tan bien estamos que la sala de consultas de psiquiatría se cierra a las 12.

Si tuviera que pintar ese día lo haría en tonos claroscuro yo iba en el limbo sin saber que pasaba con mi emociones y pensamientos. Me dieron una hoja que llenara con respuestas simples del 1 al 10. Y bueh... esto voy a tratar de escribirlo con todos los detalles porque merece la pena hacer énfasis en los consejos que recibí y cual decisión tomé para salir de esto.

Mientras esperaba que tomaran mis datos e hicieran un archivo con mis males, estuve en la sala de espera con lentes oscuros (¡sí, eran las 7.30 de la noche!) y lo único que hacía era llorar involuntariamente y desesperadamente. Ya saben lo que pasa, al tener más de 20 minutos los pacientes empiezan a platicarse unos a otros sobre los achaques, una señora me preguntó qué me pasaba y le contesté que no tenía ni idea y seguía llorando. "Tan chula la vieja cerotea me dijo, así estaba yo fíjese, sentía que iba a volverme loca, pero no se preocupe aquí van a ayudarla, mire yo fui a parar hasta 'a donde están los locos', pasaba noches sin dormir y de pronto me veía al espejo y me daba cuenta como empezaban a salirme cuernos, una noche le vi a mi nuera cara de monstruo, así como el diablo y no quería que nadie se me acercara". Lo primero que pensé fue, esta señora se está cagando en mí, me ve que estoy desesperada y sus palabras de aliento me están dando más miedo que otra cosa.

Ella me seguía contando que le dieron antidepresivos por unos cuantos meses y le funcionó, pero lo que sí la curó fue la medicina que receta el doctor Pato, ése que sale en la radio. No pos, con ese nombre ni lo quiero conocer.

Al fin, entré con la doctora y me dijo, tú estás deprimida, todo lo que contestaste en la hoja es claramente depresión, antes de pasarte con el psiquiatra vi que tienes anemia, estás baja de vitamina D, de hierro y es urgente que te trates eso. Voy darte unas recetas y si en tres meses no te funciona hablamos de transfución, voy a chequearte la tiroides porque puede ser hormonal y como ya tienes 40 tienes que cuidarte, entra a la siguiente puerta allí te espera el psiquiatra.

Entré y me preguntó que me pasaba le conté cómo iniciaron mis ataques de pánico me dijo que si había problemas en mi vida, le dije que no, que para mí esto era de la nada que no entendía la tristeza tan grande que sentía y me dijo, okay voy a darte antidepresivos, me negué rotundamente e insistió que era necesarios que solamente iban a ser 6 meses, que era una dósis muy pequeña de PAROXETINE y que empezara tomando un cuarto de pastilla, desde hoy, y al tercer día podía tomarme la pastilla completa que yo iba a notar la diferencia. Me dejó cita en su clínica para verlo en una semana.

En fin, me tomé el cuarto de pastilla tal como lo dijo y esa cosa me noqueó, así, al zuaas!. Al otro día no pude levantarme a dejar a los niños a la escuela y anduve como zombie todo el día, no cociné no levanté el reguero ni hice nada, no podía. Luego por la noche volví a tomarme el otro cuarto de pastilla y fue peor, esa vaina me dejó en un modo automático, caminaba porque tenía que caminar, iba al baño porque a huevos tenía que ir y así lo hice por 4 días. Fue inútil. Desistí de esa mierda, no funcionaba para mí, perdí el tacto, ¡en serio! ni la comida tenía sabor ni sentía cuando me tocaba, ¡nada!. Estaba anesteciada completamente y tiré esas pastillas a la mierda, si en cuatro días me puso así no quiero pensar en 6 meses.

Decidí que iba a tomar cosas alternativas para volver a recuperar mi vida, sí es que se podía, porque a estas alturas yo no creía que iba a volver a ser  la misma, mi amiga Amy me decía, "vas a volver a tener tu vida de vuelta y será mucho mejor ya verás". ¡Cuánto agradezco sus palabras!. A pesar que en ese momento mi fe me había abandonado por completo. Yo no creía que iba a volver a pasar, pensé que ése era el inicio del fin.

Quizá algo bueno he hecho en la vida o la providencia me ayudó, sepaputas, pero empecé a buscar alternativas diferentes para curarme, recordé que la anemia siempre me ha acompañado en mi vida y que una vez estuve a punto de morirme debido a eso. Así que empecé a vitaminarme como Dios y la Santísima Virgen de Cantinflas lo mandan.

Fui a la cita a la clínica del psiquiatra y me atendió una doctora afroamericana, me dijo que ella era la representante del doctor que también tenía un doctorado en psiquiatría y que iba a ayudarme en todo. Me dejó hablar pues le repetí tooooda la historia de primer ataque de pánico le conté que tiré las pastillas por el inodoro y ¡oh sorpresa! me dijo, ¿Quieres intentar con otras pastillas? Le dije, NO.

Nunca voy a olvidar su mirada, me vio fijamente y me dijo, "creo en tí, no te conozco, pero se ve que eres valiente". Si tú me dices que no hay problemas en tu vida te creo, pero esto no es de ahora, algo lo originó y juntas vamos a saber qué fue y juntas vamos a encontrar la solución. Recuerdo que me puse en cuclillas y lloré casi gritando ella no se acercó a mi, al contrario se alejó y quitó las sillas que estaban haciendo estorbo por si depronto yo empezaba a moshear y quizá agarró una 9 milímetros por si me le iba encima. Ya en serio, se alejó y me dió tiempo a desahogarme sin preguntas. Después de que lloré y llegué a la posición fetal me ayudó a levantarme y me abrazó fuerte, me dio su número de celular disponible a que la llamara a cualquier hora e insistió en que me vitaminara que caminara que hiciera unos ejercicios de relajación, a continuación me dio un folleto y prometí regresar a verla en una semana.

¿Qué si se repitieron los ataques de pánico? ¡Por supuesto! Y cada vez venían con más fuerza y se quedaban por más tiempo, algunas personas dicen que tardan 5 minutos, a mí me tardaban 3 horas y era de morirme, pues ahora ya se me dormía la boca las orejas, mi visión era pobre, mis rodillas se debilitaban y mi arrastraba a mi familia al borde la locura con esos episodios. Pero una cosa tenía clara NO IBA A TOMAR ANSIOLÍTOCOS, MI HUEVO, NO.

Y no los tomé... en siguiente capítulo de esta interesante serie voy a contarles qué hice para controlarlos.

Stay tuned.
 

1 comment:

nomada said...

ahora yo estoy ansioso... por leer lo demas!