De la escritora Isabel Allende he dicho varias cosas. Entre ellas, que el mejor libro fue Afrodita y también que me negaba esquizofrénicamente a leer Paula. Tenía mis razones, aunque usted no lo crea, entre ellas que siempre he detestado que alguien haga misas y piñatas a causa de una tragedia y que por supuesto saque provecho (dinero) de la víctima y que seduzca al lector morboso. Estoy equivocada, o como quièn dice se me escapó un pescado de la red, intento atraparlo pero se me desliza de las manos.
El pez por la boca muere dice el refrán, refrán que me alcanzó y me pescó, ahora soy yo la que está en la red. ¿Cómo vine a parar aquí? No sé, sólo sé que estoy leyendo Paula. Que lucho como ese pescado intentando regresar al mar, a vivir entre las aguas a luchar con otros monstruos de mar gigantes, a esconderme entre las cuevitas o entre las anémonas lo que me llevaría a ser un pez payaso, lo más raro de todo es que no sé nadar, quedo descartada como pez, pero no de payaso. (sigamos. . .)
Tengo una calcomanía que dice: "ser payaso es exponer el alma al viento frío, desnudarse de manera total para que el otro que vea todas las debilidades que tenemos dentro" -no sé quién lo escribió- sólo sé que esto aplica ahora que leo a Isabel Allende en Paula.
Todas las personas que conozco y leyeron el libro han llorado, y cómo no, el principio es triste. Muy triste. Isabel Allende nos comparte su sufrimiento desde el primer párrafo, su hija en coma y ella le dice: "hija si tu resistes yo también resistiré", como un viento frío, así comienza, asi expone al lector que no está en una novela inventada, el lector lee a una madre. El lector se quedó desnudo. Expuesto.
El lector, -y antes que siga hablando en tercera persona como "desordenada mental" debo decir que el lector soy yo y quién se identifique- familiarizado con la escritora debe sentirse muy privilegiado al saber que no llorará solo y que conocerá un estilo de narración único y que tomado desprevenidamente soltará la carcajada. Del llanto al descubrimiento de un linaje. Creo que se nos caerá el maquillaje. Introspección le llamaré a la primera parte.
P.D. cuando avanze en la lectura, avanzaré en la reseña. Arrieros somos. . .
P.D. 2: ¡He dicho!
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