Venerables gobiernos

Apropósito de los principados eclesiásticos . . .

«Sólo estos príncipes poseen territorios que no defienden y súbditos que no gobiernan y, sin embargo, sus territorios no les son arrebatados pese a no defenderlos, ni sus súbditos se preocupan por no ser gobernandos, ni piensan en romper los vínculos de lealtad, ni tampoco pueden hacerlo. En consecuencia, sólo estos principados son seguros y dichosos»

The Prince
Niccolò Machiavelli.

[traducción libre]
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. . . sin comentarios!

"...Por estas y otras muchas
los cuerdos lo llevaron
donde nadie lo viera,
donde no recordarlo,
y cuentan que en su celda
besaba sus zapatos,
su catre, sus barrotes,
sus paredes de barro".

". . .lo mas terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida".

". . .las madres que ya
no saben llorar
ven a sus hijos partir
la tristeza aqui
no tiene lugar
cuando lo triste es vivir".

Lèros, pabellón 16

Manuel López Villaseñor
»Léros, pabellón 16«

Siete hombres en el Pabellón. Desnudos. Con la desesperación en sus rostros como suplicando no tener lucidéz y escaparse de la realidad, si tan solo la locura tuviera piedad para visitarlos y acariciar sus delgadas carnes, sería el mayor consuelo.
Pues en la locura se fantasea y quizá ellos serían los actores de una "obra dramática", los perfectos protagonistas del dolor y el miedo. Allí en el escenario poder expresar sus angustias y que éstas sean aplaudidas, hacer llorar al expectador, transmitirle el miedo mientras se espera al verdugo.
En cambio, ellos, aislados en el Pabellón, individuos solitarios, no comparten entre sí su dolor. ¡Egoístas!. Aferrados a su propia cruz, que importa el que yace acostado contemplando el techo, igual todos esperan el final.
Pero. . . ¿Quién es el verdugo? ¿Las Paredes? Sí, ellas, mudas e inmóviles guardan los gritos de tortura, gritos de dolor, gritos de hambre. ¿O acaso el verdugo es la luz? Sí, ese pequeño foco que muestra sus sombras inquietas como testigos reales de que hay vida.

Uno de ellos no quiere escuchar su nombre, porque sabe que aún lo tiene y cuando lo llamen tendrá que ponerse en las manos del último mercenario, ése que quitará definitivamente la pizca de esperanza prendida al corazón que le mentía diciéndole que iba a salvarse.

Otro busca a la Providencia; entre su Rosario de Padresnuestros intermitentes ". . . et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos à malo. . . et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos à malo". AMEN

Y así, acomodándose en el Pabellón, los condenados a muerte ven por última vez su naturaleza de ser humano. Desafiante. Corruptible. Se comprueba ―una vez más el axioma―, que el Hombre es el más poderoso de los depredadores. Y que el Poder se alimenta del miedo y la sangre de sus congéneres.

La Oracion

El prólogo de libro "El Sistema Religioso de los Afrocubanos" es distinto a muchos, pide casi permiso a la cultura cristiana para presentar las leyendas del libro y el sistema sagrado que utilizan los iniciados en su religión: La Santeria. Explica como algunos adjetivos de 'la literatura oral africana' al pasarlas al lenguaje 'blanco'* pierden el verdadero significado, por eso tras un esfuerzo se logra castellanizar la escencia de las leyendas.

Para hacernos más fácil el camino a los que no somos versados en la Santería, se explica las aptitudes de los dioses, por ejemplo Yemayá que es una variante de Afrodita, Ochún quién en Cuba se catoliza como la Virgen de la Caridad del Cobre. Pero bueno, lo más importante de todo es la acción que se toma para llegar a la comunicación con los dioses. Los Cantos y los Rezos, se hacen de forma específica, es decir, la posición del cuerpo, las palabras que deben de decirse y los ingredientes para la ceremonia. Todo este manual es para expresar su necesidad y esperar la respuesta.

Por ejemplo como rito: "El Tablero del Ekuelé", un cuadro cósmico de los destinos que aparece en una leyenda, los creyentes imploran el auxilio de lo sobrenatural para pagar lo servicios del Sacerdote que prestó los objetos de adivinación.

En el Las Mil Noches y Una Noche, aparece 'La Historia de la Docta Simpatía' (pag, 737)** que por cierto es una de las historias más impresionantes que narra Sheherezade al Rey. En el debate que la Docta Simpatía sostiene con los mas grandes sabios del Reino, uno de ellos le pregunta ¿Cuál es la utilidad de la plegaria" ella responde que no tiene utilidad terrenal, sino es un lazo espiritual entre la criatura y su Señor. La siguiente pregunta es ¿Cuál es la llave de la oración? Ella contesta que es la ablución despues de haber pronunciado el acto de fe. Lo explica más o menos así, lavarse la cabeza, las narices, los pies, los codos, limpiarse la barba, torserse los dedos de los pies, manual completo de purificación para acceder desde un plano limpio (já, ni quien lo dude) a la plegaria o la conexión con Aláh.

Incluso si no hubiera agua en ese momento, o hayan reglas de evitar lo más posible desperdicarla -continúa la docta Simpatía- se debe frotar la cabeza, las manos, los pies con arena en un estado de sumisión. Todo esto también para esperar una respuesta.

Esdras Y Nehemías: despues de la repatriación de los Judíos, cuando llegan a la ciudad devastada donde no había quedado "piedra sobre piedra", regresan a Jerusalen, con la orden edificar el Templo. Esdras del linaje mismo del primer sumo-sacerdote, les aterriza los egos al decir, tenemos que crear una comunidad nacional, auténtica regida bajo la ley estricta de Jehová.

Nehemías que algunos lo ponen como laico ( a diferencia de Esdras quizá sí), propone valores éticos y morales contandoles desde el principio como había actuado su dios en favor de ellos, y aunque su labor fue la construcción de las murallas, se reunió con las más pesadas cabezas de familia, sacerdotes y sirvientes que había mandado a llamar Esdras y entre los dos proponen que la oración no debe faltar. Siendo éste el paso indispensable para la reforma no solo espiritual sino física o estética de la nueva ciudad.

En Las Enseñanzas de don Juan, por medio del "peyote" (mescalito, mescalito), Carlos Castaneda, entraba en un estado diferente de conocimiento. Él utilizaba también el método de oración concentrandose en escuchar la voz o sentir la presencia de eso que él andaba buscando. Así haya sido la curiosidad que le provocó don Juan o por mero estudio antropológico, en el libro se accede también por la plegaria en un sistema de repetición y llamado, de todas formas el protagonista recibe las respuestas.

Quizá sea cierto aquello que reza: "la plegaría es la mayor fuerza que tiene el ser humano" . . . aunque se haga a un dios en particular y aún no estemos listos para hacerla de manera colectiva.

He dicho!


*dicho en el prólogo
**del segundo tomo de la traducción del Dr. J.C. Mardruz.

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