August 05, 2008

De herencias y divagaciones


Quiero contarles que acabo de recibir la herencia de parte de mi abuela paterna, un regalo encantador y muy significativo porque está hecho con sus manos, a sus 90 años mi abuela Arminta lo hizo para mí. Una de las cosas que más me sorprendió fue ver la precisión del trabajo, la experiencia, el cuidado y el amor con que lo elaboró.Se nota.

Pienso que las herencias (matando el significado) deberían de darse en vida, leer los testamentos también en vida, que el testador esté ahí y vea la reacción de los disconformes y los agradecidos. Exactamente eso es lo que pienso hacer cuando mis nietos: Salvador, Ernesto, Luvina, Conchita y Paolo -el benjamín de la familia- les toque su turno y sean mayorcitos. No creo que que haya mayor problema cuando reciban su dote a menos que la personalidad de Conchita haga de las suyas. Ella parece que traerá el tercer sello matriarcal de la familia en la aorta, porque en el corazón es donde se enraiza el matriacardo -¡tzingao!-, puede entonces, no convenirme darle la herencia en vida. Al menos lo que tengo pensado darle.
Imagino la escena: viéndome con ojos de 'rencor' frunciendo los labios hacia la izquierda y hablando entre dientes.Y yo, como estaré en la edad del chocheo me haré la cruz santificadora desde la frente hasta el ombligo, clamando a la providencia que aligere mi dolor. Porque saben? a esa edad que hemos sido padres por segunda vez es donde duele más un desprecio.
Por eso en mis oraciones nocturnas y desiderativas pido lucidéz para el momento en que oiga las campanas del cielo tan cerca como las de la tierra (en pocas palabras cuando tenga un pie aquí y otro allá) .

La vejez es la insignia del respeto a nivel mundial, hace que las cabezas más poderosas se inclinen, o al menos, que presten un poco de atención a las sugerencias, uno de mis alientos fue cuando La Madre Teresa de Calcuta le escribió una carta a George Bush y Sadamm, diciéndoles que guardaran sus pistolitas y humitos, que sus armas causaban más destrucción en el mundo y pudiendo escoger el camino más corto -la Paz- elegían uno que cobraba tanto sufrimiento y vidas (matones de mierda). Y aunque no le hicieron mucho caso, al menos no refutaron sus palabras.En este caso ella tenía la autoridad que dan las obras bien hechas, como mi tía Cándida por ejemplo, la segunda matriarca de la familia, ella recibió la batuta cuando mi abuela decidió no seguir a cargo, al verla llegar de visita todos los sobrinos en fila, nos poníamos la mano derecha rígida sobre en la sien ofreciendole nuestro respeto. Ella es guapísima quizá por eso jamás se casó, quizá los hombre se sentían intimidados con su belleza, "betoasaber" pero de ahí la sospecha que mi nieta Conchita puede traer el tatuaje matriarcal y que se sienta ofendida si le regalo "un delantal", y piense que la estoy esclavizando a la cocina, porque eso fue lo que me heredó mi abuela Arminta, "un delantal verde" por supuesto yo lo recibí contentísima aunque no puedo asegurar que mi nieta lo reciba de la misma forma.

Es increíble como los ciclos de la vida se mueven de forma tan precisa, 'hoy estamos, mañana nos vamos, es el camino que todos llevamos '. . . y por ahí se dejan huellas físicas o espirituales en la gente que ya no está, en los que nos acompañan y los que vendrán, -como mis nietos que sin haber nacido yo ya sé que heredarles-.

Así es la vida!