August 30, 2009

La Suma de los días (Isabel Allende)


Cerrando la solapa de La suma de los días de Isabel Allende, llegué a la conclución que fue un viaje mutuo (lectora/escritora). La narración tiene varios tintes, por ejemplo, es impecable, divertida, nostálgica y de vez en cuando triste pero de esas tristezas que siempre tienen un aprendizaje. Dedicar el tiempo a una empresa de este "size" donde esten metidos los familiares con nombre y apellido es cardiaco, más, si uno resalta más defectos que virtudes de los personajes.

A pesar de creer que La casa de los espíritus es un fusil claro de Cien años de Soledad, no solo por lo fantástico sino las características de todas las figuras, Isabel Allende no me decepcionó y es bastante creativa y hasta ahora le han funcionado los cambios que ha hecho. La Ciudad de las Bestias por mencionar algo reciente, fue el primero que se salió del esquema por ser un libro juvenil, recuerdo que en algún lugar alguien lo bautizo como el Harry Potter latino, porque el adolescente anda en búsqueda de una medicina para curar a su mamá que solamente se encuentra en El Dorado, una ciudad imaginaria cuidada por Bestias en el Amazonas, acompañado de una abuela exploradora bastante sabia, pero de esa extraña y fastidiosa sabiduria. Una de las escenas más sorprendentes es cuando el jovencito nada acompañado de delfines rosados en un río.

Afrodita, en cambio es (perdón el alucín) su Obra Maestra, no solo por las recetas, sino la estética del libro que hasta ahora leyendo La Suma de los días, me entero que fue diseñado por una muchacha que llegó a su familia en un momento clave. Platiquemos un poquito más de Afrodita, IA dice: la única forma que una receta funcione para tal y cual cosa, es decirle previamente al invitado cual efecto tendrá despues de. . . Aunque creo que pocas personas hayan hecho las recetas y más cuando se enteran que lo que la inspiró fue haber soñado que se comía a Antonio Banderas en una tortilla con guacamol. ¿Mencioné acaso el alucín?

No leí a Paula, desde que supe de lo que se trataba. No quise ser movida por el morbo. Ni quise leer el infierno de una madre con una hija en coma y luego la muerte. De hecho llegué a criticarla, (chapin-style) ¡Cómo es posible! ¡Vender el sufrimiento! ¡Pos esta! ¡No muchá yo no lo leo! y creo que seguiré pensando en que no lo voy a leer, aunque cambió un poco mi forma de pensar sobre la publicación, como dije en temas anteriores uno nunca sabe a quién ayuda con ciertos testimonios. Creo que en La Suma de los días, se puede entender la razón. Hay cosas que sólo con las letras se alivian aunque no se curen.

Desde el punto de vista de exiliada, Mi País Inventado, fue como cucharaditas de sopa calientita en tiempos de gripe, me explico: ¿Cómo compara uno un país del primer mundo con otro que apenas raya en quinto-tercero?.Visiblemente es imposible, pero surge una conexión, un hilo invisible que se teje con el viaje sin importar cual haya sido. Quizá alguien que cruzó el desierto se recuerda de tal y cual árbol, tal piedra, que se yo, un recuerdo fotográfico. Otro, que venía en el asiento de un avión vió la última figura del pedacito de tierra que deja. Al final el país que dejamos puede ser solo un invento que el tiempo cambió y nosotros no nos hemos enterado.

La Suma de los días, es una enseñanza de sangre que tanto nosotros estamos conectados con nuestra familia, antepasados y los que aún no vienen. Nuestra propia suma de días sería como una gran carpa de circo (fíjese usted) donde todos hacemos equilibrios, payasadas y actos de magia.
Subrayo una frase dicha por la autora: El tío Ramón me dió los más útiles instrumentos para la vida, como descubrí en terapia a una edad madura: memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente y optimismo desafiante para encarar el futuro*. Apuesto a que todos tenemos entre nuestras cositas viejas a un 'tío Ramón' escondido y recordado. Ustedes dirán.

Abrazos compañeros!

*Pág. 87.

August 26, 2009

Marcela Serrano.




Leí por primera vez a Marcela Serrano en su novela: Lo que está en mi corazón (2001). Frase que según ella utilizan las mujeres mayas al terminar un relato. El argumento bastante romántico y ligero. Una mujer viaja a Chiapas para enterarse de la vida revolucionaria de un grupo diferente de visionarios, los que están en la lucha campesina y acerca de los métodos de silencio que se utiliza para intimidarlos.

En su libro: Para que no me olvides (1993), Blanca la protagonista es afectada por la Afasia. Ella no puede hablar, ni leer, aunque, si está consciente de todo lo que pasa. Y dentro de su organismo lisiado escoge un cubículo importante: la memoria. Hace un rastreo por esos laberintos y escoge los momentos que cambiaron su vida acomodada y lejana a toda miseria, para encontrar respuestas -y aquí viene lo extraño- a preguntas que jamás se había hecho. ¿Increíble o incoherente? No. Porque vivimos en una sociedad llena de cicatrices, cargando con las consecuencias e incluso castigos que probablemente no merecemos. Y estas "consecuencias" generan más preguntas que si se buscan los orígenes, seguro aparecerán los autores de semejantes 'obras'.

¿Cual fracción del "pie chart" visitó Blanca que la consternó? La de los pobres, las madres viudas e hijas de desaparecidos, los que se acuestan cada noche pensando en esa parte fundamental de su familia. El método menos convencional que sirvió de pantalla para ella fue un romance, ella como muchos no tuvo la dicha de nutrirse (¿nutrirse?) intelectualmente con documentos e historia de su país, o conocer los sufrimientos de los de abajo. Los de abajo, -remarco- aunque no todos por carencias ecónomicas sino carentes de lo que más se necesita: la Justicia.

La escritora tocó una pequeña capa, no se atrevió a indagar con fechas, ni documentos confiables, pero, le funcionó con la protagonista pues la bajó de escalón para convivir y enamorarse de los oprimidos, de aquellos que tienen el alma en pequeños fragmentos y algunos de éstos visiblemente dañados.

August 23, 2009

MOTOCICLETA


Al terminar el Sabbath, la Madre Muerte elige un vestido de gala e introduce anillos con magentas, esmeraldas y rubies en sus elegantes dedos para salir a trasnochar. A bailar bajo las lunáticas noches cuando El Arquitecto guarda el compás y el lápiz.

Se estaciona en las esquinas sobrepobladas de rascacielos, sentada en su silla escarlata a esperar a los exitados jóvenes mordiendo el viento veloz, que ruedan montados en Belfegores ígneos e imparables. Ansiosos como la adolecencia misma

"¡Oh Dios, que adorable estupidez!"
"¡Que adorable ansia e inocencia espera extasiada el momento del impacto!"


Cuando a impresionante velocidad las ruedas giran fuera de los ejes y el viento sale de los pulmones y la metralla de metal y vidrio silba furiosa violando la resistencia del eter.

Rugen los monstruos, cantan al viento himnos que desafían pecadoramente a la inercia. Empujan su ruedas a los brazos del viento y lamen el suelo a gran velocidad. Los jovenes jinetes forzan a la quimera y la quimera reacciona alegre, habla como fuego, habla en diferentes lenguas blasfemas que se auto nombran inmortales. Su voz ronronea como lo hacen los tigres asesinos que babean de apetito infernal ante la presa distraída.

El jinete rapaz embriagado a enormes y desmedidos tragos, entrea en euforia y se siente invencible . Alcanza el éxtasis de sentirse inmaterial e inmortal.

¡Vaya canto a una interpretración erronea!

Veloz y ciego como erecto pene en plena penetracion, eyaculando la vida en la inmesusurable vagina insaciable; vagina hambrienta del más allá que fecunda sus óvulos con las últimas palpitaciones.

La muerte deja expandir sus pupilas ante la belleza de la representación, éllas retratan la desgracias de domador que se detiene súbita y bruscamente rebota.

Infelíz marioneta ingrávida según deseaba, porque en instante su fragilidad gravita risiblemente sobre el asfalto.

El estallido es un verso maravillosamente compuesto para la señora del silencio,el impacto del proyectil cornudo que se desintegra extasiado, suspira y exhala.

La muerte vanidosa se maquilla, se mira en el espejo de obsidiana que mana de las ranuras del jinete, toma un poco de sangre y tiñe sus labios de rubí brillante y rojizo, se mira en en el espejo sanguíneo que yace horizontal en el suelo, refleja su rostro feliz, veleidoso, elegante y fresco. Similar a novia enamorada en el justo instante de las nupcias .

Se para y posa para los reflectores del cielo, se levanta veleidosa y se yergue elegante y bella. Extiende sus brazos para mostrar su vestido, para que destellen las luces que brillas desde las sirenas auxiliadoras y perfectamente acomodadas como cuando sube el telón.

El jinete se levanta y contempla los añicos, pero a su lado lado ella lo mira coqueta y lo invita a besar su labios, el sabor le parece familiar y sabroso al mismo tiempo, ambos montan en el animal con ruedas y lo hacer rugir feroz.

La Madre Muerte acelera y ambos carcajean continuando en el viaje íntrepidos, ahora ingrávidos, ahora inmateriales y etéreos, flotando sobre el asfalto sobre la brillante motocicleta dirigiendose a donde todos los mortales van.

August 20, 2009

La Sombra del Viento.



". . . Ah, el ejército, lacra y reducto tribal del gremialismo simiesco".

Estas son palabras de Fermín Romero de Torres, el mendigo que acompañó a Daniel Sampere, cuando el novio de su amada, le dió varios pencazos!
Ése hombre que consigue los libros más raros y antiguos (verdaderas reliquias) por un precio ridículo. Ése hombre, que cita a Freud, cada vez que menciona el carácter contradictorio de una mujer. Él, que profetizo que la humanidad cuando conozca la televisión no podrá ni tirarse pedos por su cuenta, muriendo de banalidad y de risa no de una bomba atómica como dicen los diarios, llamándola tambien Anticristo.¿Tendrá razón?

Fermín carga por cruz sus cicatrices que conmovieron al médico e hizo que la dueña de la pensión repitiera tres Padresnuestros a la velocidad de la luz. Ellas que lo traicionan frente al espejo diciéndoles que la tortura no fue parte de la ficción, aunque él, -es decir- Fermín Romero de Torres, pertenece a la ficción.

¿Por qué nos detenemos en la lectura? ¿Por qué un personaje de un libro de 400 páginas que dentro de unos días será devuelto al estante nos inquieta?

La familiaridad de su historia no es ajena a un centromericano, sudamericano o caribeño. . . ¡Qué va! hasta en la lejana África, la joya de ébano que existe para muchos en los documentales nada más ha sembrado su pavor. ¿Cómo le explicamos al viejo mendigo que la tortura hizo sus pruebas primero en seres de carne y hueso y después hizo el salto a la fantasía? Fermín, espero que en las próximas páginas te espere la dicha, y la ficción ésta vez nos regale una luz de caridad!

Haces bien en contar tu historia y en llamar a las cosas por su nombre, porque. . . "ninguno que enciende la antorcha la cubre con vasija, ó la pone debajo de la cama; mas la pone en un candelero, para que los que entran vean la luz".



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