September 11, 2012

Las Flores « Denise Phé-Funchal »




El lector tiene en sus manos una estructura simbólica. Una Iglesia, una cruz, una figura hecha de flores, un jardín lleno de aromas y colores que se alimentan con los comportamientos de quienes habitan el libro. Personajes que parecen vistos desde un proyector antiguo con esas luces y pausas que marcan los cuadros visuales.

Cada cierto tiempo pasan cosas extrañas y escandalosas en las ciudades, escándalos en los que todo el mundo opina y casi nadie conoce la verdad. Esos pasajes que marcan a la sociedad con una mancha negra que a pesar de maquillarla sigue viéndose un tanto obscura y la hace verse fea, o al menos un tantito desarreglada. Estaba yo pensando en . . . y leyendo por supuesto, Las Flores esta novela punzante y amable –si se le puede llamar amabilidad a lo que el lector encontrará- que Denise escribió y creo que no ha de ser fácil escribir algo tan complejo, emociones y pecados repudiados por la religión casta y tener la facilidad de encerrarlos en capítulos y personajes que de sobra tienen cola pa’machucar.

Como dije, el lector puede que tenga en sus manos una copia en miniatura de un Centauro, ese extraño ser mitológico mitad hombre, mitad animal que aprende a vivir con ese lucha de lo racional y lo bárbaro . Es decir, viendo los personajes desde la barrera tienen esa combinación, aunque quién sabe si sea cierto aquello de que uno encuentra siempre un pedazo de su propia naturaleza en los libros que lee.
 Como socióloga ella demuestra que sabe encontrar esos puntos desnutridos de las casas donde vive gente “bien” sin una crítica (obviamente) radical ni sobreactuada si no más bien escarbando en el seno y dejándonos saber que vaya hombre, a pesar de las cosas indecorosas que alguien pueda hacer, siempre existe un corazón acusador y remordimientos.

Ahora bien, hasta este momento el que no ha leído el libro y me ha leído quizá no entiende lo que hablo y no quiero extenderme ni dar muchos datos porque usted tiene que leerlo, pero le voy a adelantar algo para dejarlo picado, o como quién dice le doy el palillo pero pongo tras una vitrina el entremés.
Las Flores es un libro lleno de detalles, la escritora nos dibuja los accesorios antes –¡ojo!- que los personajes, en la primera escena usted puede ver dos botas con listones de seda que caminan entre charcos, es más es el charco el que le cuenta a usted que es lo que pasando, quien va y viene . Los charcos se unen a otros narradores inanimados para detallar los sucesos, son los únicos que pueden guiar al lector entre calles, pasillos, iglesias, cuartos y casas coloniales a conocer y juzgar la vida de los habitantes.

No se sienta solo hermano lector al creer que viene con una venda en los ojos, ni piense que está presenciando conductas casi blasfemas en las iglesias o sacristías, no se impaciente; sepa que los mismos santos saben lo que pasa dentro de la casa religiosa y verá como algunas estatuas milagrosas siguen inertes ante el pecado. No… tampoco es un libro blasfemo o hereje, recuerde que está leyendo una reseña y algunas concepciones son palabras filisteas de las cuales me hago responsable; tengo que decirlo aquí los santos se quedan parados antes las cosas condenables. Más bien, ser testigo de una transgresión a las buenas costumbres puede resultar en tremendo beneficio a aquel que tuvo la dicha de presenciarla. Como siempre usted encontrará un ser aparentemente inocente, como la ciudad narradora, y digo aparente porque el personaje de NENA, la única en la que usted sentirá un poco de compasión no es sino una abusada (del verbo buza) que sabía muchas cosas más de las que uno se imagina a pesar de su edad. Probablemente ella también tenía esa intuición de “aquí algo me huele mal” y dibujaba, dibujaba y dibujaba como exorcizando todo lo que ella veía, escuchaba o deducía, como anteponiéndose a ser ese chivo de expiación por pecados ajenos. NENA, es una clave importante en el comportamiento de MADRE, PADRE Y SEÑOR OBESO, personajes que usted mismo le otorgará su apreciación o su repugnancia.

En pocas palabras Las Flores es una novela que se presenta sola, con nombre y apellido, como una pintura en movimiento que Denise tenía en algún lugar de su mente. Será que la escritora nos está permitiendo entrar a taller de creación? Parece que sí, pues las herramientas para entender su estilo son dadas desde el principio, como lo dije en una estructura arcana y poco común. Me atreví a hacerle unas preguntas y nada mejor que las respuestas de su propia pluma para criticar un trabajo tan bien hecho, aquí le van. . .

 ¿Las flores es una novela escrita de un tirón, sin pausa?

Sí y no. Primero fue un cuento de unas 20 páginas escrito sí de un tirón, luego cuando Rafa me dijo “esto es una señora gorda con corsé, hay que darle aire” y me retó a convertirla en novela me tocó separar ese cuento en “capítulos” e ir modificando la historia conforme avanzaba. Tocó quitar personajes, meter otros y pensar más en las transiciones de escena a escena. Eso sí lo hice de manera ordenada, capítulo por capítulo con su respectiva investigación cuando era necesario. Me tarde en eso, un año y medio, luego unos meses antes de que se publicara, unos tres o cuatro meses antes, le cambié el final.

¿Qué pensaste al escribir tantos detalles en los objetos?  ¿Qué querías del lector? 
 Soy amante de los detalles, me llega pasarme horas viendo pinturas viendo todas las cositas, como el jardín de las delicias de Bosch, luego también es que mis escritores favoritos (Zola, Balzac, Dostoievski, Chejov, Tolstoi, y sí, Pepe Milla (lo amo) etc.) son súper detallistas y digamos que lo que quería era, como ellos, mis padres jeje, crear las atmósferas a puro detalle. También fue un placer esconder códigos, las personas que sepan de santos y del significado de las flores, encontrarán un sentido más a las cosas, un significado extra, porque todo está puesto ahí por algún motivo (a ver si te pico para que la releas buscando los significados ;)

¿Qué es la portada
La portada, que la amo con toda el alma, es creación de Estuardo Diéguez, el diseñador de F&G. Al final Estuardo tomó dos fotos y las combinó y quedó con esa belleza de portada que me encanta porque puede ser una cruz si la ves completa, pero si la partís a la mitad, a lo largo, puede ser una iglesia.



Nota final: Como verán lo que Denise Phé-Funchal escribe es carne de Mamut. Si vé el libro por las librerías en Guatemala, si lo ve ‘online’ si tiene esa oportunidad de tenerlo quédese con él. Su lado izquierdo del cerebro se lo agradecerá.

P.D. Gracias Denise, por escribir una novela tan bien hecha por esos días leyendo y regresando páginas para entender tu narrativa.
P.D 2 Este es el enlace a su blog LA MALETA.




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